La sexualidad, aún en nuestros abuelos

La sexualidad está presente en toda nuestra vida, desde que nacemos hasta que morimos. El padre del psicoanálisis, Freud, nos habla de etapas del sexo y un período de latencia:

Etapa oral: el  placer se encuentra en la boca, es  por eso que es tan habitual ver a los bebés chupar todo lo que está a  su alcance, mantita, dedo, chupete.
Etapa anal: entre los 3 y los 4 años, toda la atención, se centra en el control de esfínteres. E niño encuentra placer cuando defeca.
Etapa fálica: el placer se encuentra en los genitales, ocurre entre los 3 y 5 años. Los niños y niñas buscan diferenciarse entre sí. Comienzan las preguntas tales como por qué los varones tienen pene y las nenas no.
Período de latencia: existe entre la niñez y la adolescencia. Se detiene la investigación sexual infantil, período en el cual aparece la “represión” o la vergüenza. El interés se vuelve en conocer, aprender, etc.
Etapa genital: se da en la pubertad, ocurre al mismo tiempo que los cambios físicos y psíquicos. Es fundamental que en ésta etapa, los adolescentes encuentren en los adultos apertura y disponibilidad para hablar de sexo, aclarar y responder a sus dudad, para vivir la sexualidad sin miedos ni riesgos, sana y respetada.

¿Y qué pasa en la VEJEZ? ¿Hay deseo sexual?

Existen muchos mitos y prejuicios respecto de este tema. Sí hay sexo en la vejez, pero con cambios: disminución de los coitos y aumento de otras actividades como aproximaciones físicas, caricias, actos de intimidad emocional, complicidad, y una vuelta al auto erotismo…

Te regalamos un caso trabajado por el psicoanalista Gabriel Rolón, a propósito de la Vejez. NO TE LO PIERDAS!!!!!!

…” Un día, llegando como todas las mañanas al geriátrico dónde trabajaba, al preguntar a la enfermera –Todo bien? Alguna novedad? La trabajadora me contestó:
SÍ!! Ya vio a la vieja atorranta???? Es una vieja picarona, se llama Ana.

Cuando entré en su habitación, me encontré con una abuela que estaba muy deprimida y casi no podía hablar a causa de su tristeza. Su imagen no podía estar más lejos que de una vieja atorranta. Le pregunté ¿abuela, que pasa? Ella no quiso hablar demasiado.
La visitaba cada díay me quedaba en silencio a su lado…un día la abuela habló.

Doctor, le voy a contar mi historia, me casé, a los 16 años, fue el único hombre que amé en mi vida, el único que me tocó, es el hombre al que amo, y con el que quiero estar…me contó que él tiene 91 años, y ella 86y como estaban grandes, la familia decidieron internarlos en un geriátrico, uno en cada geriátrico… Es decir, que después de 70 años de estar juntos, habían decidido separarlosy ese viejito, todos los días se hacíallevar en horario de visita a visitar a su mujer.

Los veía agarraditos de las manos, mientras él le acariciaba la cabeza y la miraba. ¿De dónde venía el apodo de la vieja atorranta?
Venía del hecho de que como el esposo iba todos los días a verla, ella había pedido autorización a las autoridades del geriátrico para ver si al menos alguna vez por semana los dejaban dormir juntos la siesta. Cuando me contó esto estaba  muy avergonzada. “Doctor, qué vamos a hacer de malo a ésta edad? Lo único que quiero es volver a poner la cabeza en el hombro de mi viejito y que me acaricie el pelo y la espalda como hizo siempre. Entonces, conteniendo la emoción le dije: Ana, lo que usted quiere es hacer el amor con su esposo y es maravilloso que 70 años después, siga teniendo las mismas ganas de besar a ese hombre, tocarlo  acostarse con él y que él desee lo mismo. Déjeme decirle ANA, ESE ES SU DERECHO, HAGALO VALER, PIDA, INSISTA, MOLESTE.
Desde ese día empezamos a tramitar un geriátrico mixto, y el día que se trasladaba, feliz me abrazó y me dijo: me vuelvo a vivir con mi viejito…

DEJEMOS EL PREJUICIO Y LA CRITICA, seamos tolerantes y vivamos respetuosamente nuestra sexualidad y la de los demás.