En el año 2000 IOMA creó el Departamento de Veteranos de Guerra de Malvinas, para contener, asesorar y optimizar los beneficios de un afiliado veterano y su grupo familiar, informándoles y facilitándoles la tarea para cualquier tipo de trámite que tuvieran que realizar en la obra social.
Su incorporación al ámbito laboral significó un gran aporte para ellos, pero también sirvió para impulsar un proyecto de alcance internacional. Es que quien fue encargado de ese Departamento, Julio Aro, trabajó fuertemente para identificar a los caídos en las Islas que nunca habían sido identificados: la mitad de las tumbas (121 en total) decían “Soldado argentino solo conocido por Dios”.
En 2009 creó la fundación “No me olvides”, para darle un marco formal a esta iniciativa y mantuvo reuniones con veteranos de guerra británicos.
En esos encuentros conoció a Geoffrey Cardozo, el oficial que se encargó de recoger a los muertos de guerra argentinos y enterrarlos adecuadamente en las islas en un cementerio que creó en Darwin, quien aportó información fundamental para concretar la identificación de los compatriotas caídos en la guerra de 1982.

Después de años de trabajo y de sortear distintas complicaciones, en 2017 se pudo devolver la identidad a 88 soldados argentinos, con un esfuerzo conjunto que involucró a los gobiernos de la Argentina, el Reino Unido de la Gran Bretaña, la ONU y el Comité Internacional de la Cruz Roja, entre otros organismos y personalidades, como el propio Papa Francisco.
Pero el trabajo de Aro y Cardozo resultó una pieza clave para afianzar la fraternidad entre las naciones y la promoción de la paz entre los pueblos, razón por la cual el Consejo Superior de la Universidad Nacional de Mar del Plata encomendó al rector, Alfredo Lazzeretti, para postular a Julio Aro y Geoffrey Cardozo al premio Nobel de la Paz, propuesta que ya fue aceptada por el Comité Noruego del Nobel.

Julio Aro junto a Geoffrey Cardozo