El Directorio de IOMA aprobó la reglamentación de este equipo interdisciplinario que está destinado a mujeres y diversidades trabajadoras de la obra social. El mismo se encuentra bajo la órbita de la Dirección de Gestión Institucional. 

En virtud de las políticas de género impulsadas por el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires a través del Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual, se estableció la necesidad de conformar un equipo interdisciplinario para el abordaje de las violencias de género que tengan como víctimas a las mujeres y diversidades trabajadoras del Instituto. Esto, con la finalidad de dar cumplimiento a lo normado por el art. 11 del Anexo Único, aprobado por el Decreto 121/20, que reglamentó la Ley 14893.

Compartiendo estos principios en IOMA comenzó a funcionar un equipo interdisciplinario constituido por trabajadoras de la obra social y dependiente de la Dirección de Gestión Institucional, el que aborda las situaciones de violencia de las que son víctimas mujeres y diversidades trabajadoras. Para ello brinda el apoyo necesario y participa en el otorgamiento de licencia para mujeres y diversidades víctimas de violencia.

Por su parte, la Dirección de Gestión Institucional otorga el apoyo administrativo y/o legal necesario para su funcionamiento además de actuar como nexo entre el equipo y la Presidencia de IOMA, sin tener injerencia en la toma de decisiones ni en la elaboración de los informes que el equipo realiza. Si bien este equipo se encuentra asistiendo a quien lo solicita desde finales del 2020, resultó imprescindible brindarle un marco normativo interno, a fin de jerarquizarlo y otorgarle los recursos administrativos para su óptimo funcionamiento. De allí la importancia de que esta reglamentación se llevara adelante.

Violencia de género: desigualdad de poder

Como bien se define en los fundamentos elevados al Directorio para la aprobación de la reglamentación IOMA entiende “Que al hablar de género, se habla de la violencia ejercida por un varón contra una mujer; se trata de una desigualdad de poder. Ello por cuanto desde la antigüedad, se pensó y se construyó una sociedad androcéntrica, y por miles de años a lo largo de la historia cultural, social, educativa y política se consideró a la mujer como un ser inferior constituyendo y fortaleciendo desde las prácticas el poder patriarcal”.

En la misma fundamentación puede leerse que “El patriarcado es un sistema de creencias, prácticas y actitudes, normas sociales y normas institucionales, cuyo funcionamiento crea y perpetúa desigualdades entre las personas sobre la base de su sexo”.

Y agrega que en los fundamentos de la Ley 14893 se expuso: “Los diferentes tipos de violencias hacia las mujeres llevan siglos de práctica y perfeccionamiento en las sociedades patriarcales y son una expresión brutal de los estereotipos fijos y la discriminación con las que son concebidas las mismas. La violencia de género no es un problema que afecte el ámbito privado, por el contrario se manifiesta como el símbolo más feroz de la desigualdad existente en nuestra sociedad”. Porque la violencia puede ser física pero también se manifiesta en agresiones verbales, descalificación, violencia económica, violencia sexual, entre otras, y cada cual requiere de un abordaje específico.

No obstante, la irrupción de diversos colectivos de mujeres y diversidades impuso la necesidad  de repensar este diseño porque, con ello, el sistema patriarcal se visibilizó, y aquellas conductas antes consideradas “normales” en el imaginario masculino, ya no lo son.

Por estos motivos la sanción de la ley 14893 llega para saldar una vieja deuda con las mujeres y diversidades trabajadoras, otorgando no solo la licencia específica sobre violencia sino, además, pone a su disposición un dispositivo interdisciplinario para la contención integral de la víctima.